Al fondo, detrás de las tres grúas se ve la figura recortada del hotel; la W aún se lee entre las nubes. Los pájaros van de aquí para allá, en bandadas. Las copas de los árboles, altas y amarronadas, apenas se balancean, como si no supieran bailar. Arriba de ellos una luz aparece y encandila. Los grises se vuelven blancos y adquieren volumen. Las sombras más oscuras se van. Los pájaros ya no se ven, pero cantan. Los autos empiezan a pasar. Hay ruido en la cocina. Hora de desayunar.
La tardor |
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