Marisa Monte me hizo bailar, casi llorar y cantar feliz anoche en el Liceu (Gran Teatre Del Liceu). Llegamos a ubicarnos en unas selectas butacas del cuarto piso "sense visió". Fuimos curiosos por comprobar que realmente existen butacas del teatro que no permiten ver el escenario. Pues sí. Seguís caminando para el costado y parece que se te termina el teatro pero hay una puertita por la que entrás a un lugar donde quedás en ángulo recto con el escenario: "sense visió". Claro que apenas comenzó movimos el ángulo hasta unas butacas que nos dejaban ver chiquita allá abajo a Marisa y la tremenda banda con la que hizo el concierto. Para verla mejor me quedé parada casi todo el show. El repertorio empezó con cosas del nuevo álbum -que me encanta- y tuvo delicias como Beija eu, De mais ninguém, Infinito Particular -momento lágrima- Diáriamente, Não va embora, y de los Tribalistas Velha Infância y síiii también cantó Ja sei namorar.
Escucharla cantar a Mina en italiano no me entró enseguida. Mina es muy fuerte y se me perdió Marisa en esta interpretación. Tendré que volver a escucharla. Grabada en estudio, tal vez. Adoro a Marisa pero hay que decir que más de una vez desafinó y parecía que los agudos le costaban. Tal vez estaba engripada o mal de la garganta, parecía más ronca de lo habitual. Claro que estos detalles no hicieron mella al exquisito espectáculo que incluye una puesta visual y de videos que se integran al concierto. También fue lindo compartir el Liceu con tantos brasileños que se hacen notar cuando gritan "mais um!!" o que te hacen sonreír como cuando Marisa presentó a los músicos y una voz femenina gritó "gostosooo". Luego cenamos por el Raval y gastamos lo que nos hubiera ubicado en mejores butacas en el Liceu. Aunque cuando se come en Las Fernández vale la pena. Y además, estar cerca del techo del Liceu es otro espectáculo.
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Marisa Monte en Barcelona (2013)
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