lunes, 29 de julio de 2013

Es momento de hacer algo (con las manos)

Las flores bordadas en el almohadón le llamaron la atención a mi vecina. La había invitado a pasar y esperar tranquila a que llegara el cerrajero. Dejó el bastón y se sentó en el sillón de casa donde acariciaba el almohadón de flores mientras conversábamos de una cosa y de otra. De pronto, con voz baja y mirando de reojo al almohadón me preguntó: ¿Lo has hecho tú?. Demoré un momento en hablar. Primero le sonreí. Tuve la impresión que si contestaba que sí subiría mil puntos en el score de buena vecina. Pero ni modo, el mérito es todo de Ikea. Así que le dije que no entre sonrisas: no tengo paciencia. 

Lo cierto es que es más que un asunto de paciencia: cuando coso los botones, se descosen. Y es frustrante. Es una habilidad que no he procurado mejorar; siempre hay alguien que sale al auxilio, aunque en Barcelona me es difícil encontrar alguien que haga costura por mí.

Hay cosas prácticas de la vida que he desestimado durante mucho tiempo y este fin de semana me di cuenta que es momento de hacer algo antes de que se me mueran todas las neuronas que se ocupan de este tipo de cosas. Estaba en casa de una amiga por comer una picada liviana con unas cañas. Ella abría un frasco de enormes olivas y otro de cebollitas y  me alcanzó un destapador para que abriera las cervezas. El diseño del instrumento era del tipo corto que usa un engranaje como si fuera una navaja. Lo acerqué a la tapa de la botella pero ninguna de las dos posiciones del destapador encajaba. Hice algún ruido a modo de protesta y seguí intentando. Levanté la cabeza y vi a mi amiga que estaba mirando. Entre risas me gritó: “¡In-te-le-tual! ¡in-te-le-tual!”, así, sin “c”. No me dijo cómo era y me dejó unos minutos investigando el artefacto que mostraba un diseño nuevo que cambiaba las funcionalidades de lugar bajo la antigua apariencia del abridor de botellas de toda la vida.

Es momento de hacer algo con las manos. No digo crochet, pero tal vez empiece a plantar verduras y armar mi huerta antes que Ikea también lo haga por mí.



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